¿Claves?

Si algo he podido hacer, después de muchos años de colaboración profesional con empresas de varios países, es observar el comportamiento de las personas y los grupos en el mundo empresarial. Y esa observación me ha servido para extraer algunas conclusiones que, “a posteriori”, me permiten tener alguna luz sobre cómo conseguir que la capacidad para competir podamos incrementarla.

Por supuesto, este “post” no pretende hacer un listado exhaustivo de dichas conclusiones, sino un pequeño apunte, que más adelante ampliaré, con el que, al menos, podamos reflexionar. Eso sí, en ningún caso pretendo dar una lección, pues tal y como me enseñaron, “las lecciones nunca se dan, en todo caso se toman”. Tan solo pretendo exponer conclusiones personales.

1.- El Liderazgo, ante todo, es de las IDEAS.

Ya sé que éstas surgen en la cabeza de los seres humanos pero son las que determinan una u otra intensidad de adhesión. Piensen en Luther King, Ghandi, Teresa de Calcuta, etc. O en Apple, Google… Todas esas ideas sobrevivirán, sin duda (en muchos casos ya lo han hecho) a sus creadores. Hoy, cometiendo un grave error, creemos más en las estrategias que en las ideas. Nos sobran las palabras y nos faltan las ideas. Y, en un mundo tan diferente, una ventaja competitiva irrenunciable es generar ideas que nos hagan diferentes y esto se consigue a través de unir a los diferentes talentos disponibles para que, a través de la Cooperación, sean capaces de incrementar la Inteligencia Colectiva de nuestra empresa.

2.- La Experiencia como Valor

Hemos desterrado la experiencia como Valor para crear valor. Quizá, hace unos años tenía sentido ya que la experiencia acumulada carecía de los conocimientos tecnológicos imprescindibles y éstos los poseían los más jóvenes, pero ya no. Es más, las generaciones que hoy están por encima de los 50 años, no solo comprenden la tecnología, sino que son capaces de aplicarla con más criterio y mayor resultado. Ser un “nativo digital” no garantiza el conocimiento de la tecnología y su aplicabilidad. Muchos jóvenes confunden manejar con destreza un dispositivo tecnológico con tener conocimientos que permitan usar la tecnología adecuadamente. Mi experiencia es que los expertos en este ámbito no son los más jóvenes, sino los que vivieron la revolución tecnológica y fueron capaces, con el paso del tiempo, de entender su verdadera dimensión… ¡Aunque no sepan programar!

3.- La selección como clave del éxito.

Pocas empresas he conocido que concedan a la selección un rango estratégico. Es decir, empresas que hayan entendido que este proceso es fundamental para conseguir tener el talento adecuado para su presente y su futuro, teniendo en cuenta una Visión empresarial completa. Lo curioso es que quienes sí lo hacen suelen conceder al Director de RRHH un rango de máximo nivel y conceden a las decisiones, en este ámbito, una importancia vital para desarrollar aquello que pretenden alcanzar.

4.- El Esfuerzo y el Resultado.

No seré yo quien quite importancia al esfuerzo. Es un Valor que deberíamos recuperar. Sin embargo, poner todo el énfasis en el esfuerzo y no en el resultado es una artimaña para no reconocer nuestra incapacidad para corregir lo que tenemos que corregir. Hace tiempo, Johan Cruyff, después de una derrota del Barcelona, equipo al que él entrenaba en ese momento, contestó así a un comentario de un periodista:

Periodista: Pero Sr. Cruyff, su equipo ha corrido mucho.
Cruyff: Ese es el problema, han corrido pero sin saber para qué… Y hemos perdido.

Horas de presencia frente a horas rentables. ¿Hacemos la cuenta?