Sentirse Comprometido

En la coyuntura actual de cambio permanente y aceleración constante, los mercados se mueven en entornos volátiles, inciertos, ambiguos y complejos, que en definitiva son las únicas constantes que no varían desde hace tiempo, y que llevan a las empresas a recalcular sus estrategias, y a plantearse constantemente si cuentan con el talento necesario, para poder afrontar dichos cambios.

Cómo atraer y generar talento, son grandes cuestiones a resolver por parte de aquellas organizaciones que aspiren simplemente a seguir existiendo como tales, pero cómo poder comprometer a las personas una vez cuentan con el talento necesario, se convierte en un auténtico reto para aquellas empresas que deseen posicionarse dentro de su sector, como compañías líderes y de referencia.

Mucho se ha escrito sobre las estrategias y las claves que permiten generar el compromiso necesario en una organización, de la misma manera que también se ha hecho sobre cómo deben ser los líderes a la hora de gestionar dicho compromiso en sus propios equipos, aunque en muchos casos la respuestas las podemos encontrar en nosotros mismos.

Quizás únicamente deberíamos recordar cuándo fue la última vez que nos sentimos comprometidos con algo o con alguien, y preguntarnos por cuáles fueron las causas que nos hicieron sentirnos así, y una vez revisadas e identificadas, a lo mejor podríamos incluso reconocernos en algunas de las que a continuación se detallan, a modo de ejemplo:

– Trabajar en aquello en lo que realmente me gusta y en línea con mis valores.
– Sentir que lo que estaba realizando, era de gran utilidad para otras personas.
– Ver que formaba parte de algo y que podía aportar mi granito de arena.
– Sentir que se era escuchado y reconocido.
– Sentir que confiaban en mí.
– Contar con autonomía suficiente para poder hacer algo que llevaba mi firma y sello particular.
– Saber que contaba con el apoyo y los recursos cuando era necesario.
– Comprobar que lo que hacía, me permitía aprender y desarrollarme personal y profesionalmente.

Es posible que encontremos en esta pequeña lista, alguna de las respuestas a la hora de identificar aquellos factores que incentivaron nuestro compromiso, y seguramente no sorprenderá a nadie, saber que no somos los únicos que coincidimos con muchas de las que aparecen en ella a la hora de analizar nuestro grado de compromiso, aunque las situaciones, proyectos o tareas hayan sido de lo más dispares entre si.

Las personas, al igual que las plantas, necesitan sentirse cuidadas y tratadas de una determinada manera y con una serie de condiciones específicas y particulares, como única forma para poder desarrollarse, pero al igual que en la lista anterior, hay una serie de elementos que pueden ser comunes para todos, aunque no todos necesitamos la misma dosis de dichos elementos en cuestión.

Al final el compromiso nace de un sentimiento que cada uno experimenta con respecto a un proyecto, tarea, colectivo u organización, donde algunos, o todos los factores anteriormente detallados pueden explicar cómo llegamos sentirnos implicados realmente, aunque el orden y la importancia de éstos, sea específico de cada uno de nosotros.

Sentirse comprometido es un concepto absoluto donde no caben medias tintas (o se está o no se está), y cuando somos capaces de llegar a ese estadio, los beneficios son muchos y de todo tipo, tanto profesionales, como personales.

No obstante, no conviene olvidar que de la misma forma que vivimos y nos sentimos comprometidos con algo, podemos igualmente dejar de estarlo con una rapidez inusitada, por lo que si antes nos preguntábamos por aquello que nos llevó a implicarnos, debemos hacer lo mismo a la hora de identificar las causas que hacen que dejemos de estarlo.

Como decíamos anteriormente, al final muchas de las respuestas las encontramos en nosotros mismos, en cómo vivimos y sentimos determinadas situaciones o retos que se nos presentan, y en cómo nos comportamos y reaccionamos al respecto. Es por ello que las organizaciones sólo tienen que buscarlas en el interior de las personas, ya que cuando hablamos de compromiso, bien merece la pena tratar de analizarlas y entenderlas primero, para beneficio de todos.