Susana Rodríguez (Vigo, 1988), nació con albinismo y una grave deficiencia visual; sin embargo, nada de eso ha impedido que esta imponente mujer que despierta la admiración de todos los que tienen la inmensa fortuna de conocerla se haya diplomado en fisioterapia, licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela y que hoy sea campeona paralímpica de triatlón adaptado. Nadie antes que ella había hecho un doblete participando en dos disciplinas distintas en unos Juegos Paralímpicos pero con su imparable energía llegó a Tokio 2020 y, a su deseada medalla de Oro en triatlón, sumó un diploma en 1.500 metros lisos. Tampoco ninguna mujer invidente había conseguido licenciarse en medicina en España antes de que ella lo hiciese. Hoy trabaja como especialista en medicina física y rehabilitación en el Servicio Gallego de Salud.
Esta gallega, conocida internacionalmente y portada en julio de 2021 de la prestigiosa revista Time, está más que habituada a reescribir la historia rompiendo barreras. Fundación Human Age Institute ha querido hablar con ella sobre discapacidad y empleo; sobre las barreras superadas y las que quedan por derribar; sobre sueños, luchas y mensajes para las compañías que realmente quieran apostar por la plena inclusión de la diversidad.
Pregunta – Susana, la mayor parte de la gente te conoce por tu faceta deportiva pero tu también eres médica. ¿Qué te aporta a ti esta faceta más desconocida?
Respuesta -Sí, trabajo como especialista en medicina física y rehabilitación en el Servicio Gallego de Salud, en la sanidad pública de mi tierra, y para mi es una parte muy importante de mi vida ya que desde siempre me ha llamado mucho la atención lo relativo al cuidado del cuerpo humano y su salud y el poder dedicar parte de mi día a día a mejorar la calidad de vida de las personas. Es una oportunidad excelente, es muy enriquecedor.
P – A nivel profesional ¿ha supuesto tu discapacidad una limitación?
R – Las barreras que me he ido encontrando a lo largo de los años, tanto para avanzar en mi carrera como profesional en la medicina como en mi carrera deportiva, supongo que han sido numerosas y abundantes. Es verdad que la discapacidad que yo tengo es de nacimiento así que no se cómo habrían sido las cosas de no haber tenido esta característica. Pero creo que de todas cuantas barreras y obstáculos he tenido que superar, el más frecuente es el desconocimiento y el miedo de las personas hacia lo que no conocemos y no es habitual.
P – ¿Crees que ese “miedo a lo desconocido” del que nos hablas obliga a las personas con discapacidad a demostrar conocimientos o habilidades que quizás en un profesional sin discapacidad no se le ponen en duda?
R – Yo pienso que, a veces, una persona con discapacidad tiene que demostrar más porque parte de una posición inicial que muestra una desventaja en el sentido de que va a tener que hacer el mismo trabajo sin ver, sin oír o con una dificultad motora. Partes desde más abajo por el concepto que hay de ti, porque inicialmente no vales igual que los demás. Aunque tengas los mismos estudios, tienes un handicap. Al partir desde más abajo, para llegar al mismo punto tienes que hacer más esfuerzo.
P – ¿Qué consejo le darías a las personas que seleccionan Talento hoy en las compañías?
R – A cualquier persona que se dedique a la gran responsabilidad de elegir a profesionales para una empresa le diría, respecto a los posibles candidatos con discapacidad, que el tener a una persona trabajando con una condición diferente es un factor de enriquecimiento par el grupo y para la empresa. Puede ser también un reto porque tanto la empresa como los compañeros se van a enfrentar a una situación desconocida; puede que sea necesaria una adaptación del puesto de trabajo con diferentes materiales e incluso con tiempos diferentes pero hay que pensar que, en global, puede ser muy positivo porque las experiencias nuevas para mi son conocimiento.
P – ¿Cuán importante puede ser la adaptación de los puestos de trabajo para cumplir con ls necesidades de las personas con discapacidad?
El colectivo de las personas con discapacidad es grande pero es peculiar ya que cada persona es diferente…incluso con la misma circunstancia, cada uno va a tener unas necesidades diferentes. Mi experiencia es que enfrentarte a un puesto de trabajo cuando todo está adaptado y preparado para ti desde el primer día (en cuanto a medios tecnológicos), hace que tanto la incorporación como el aprendizaje (porque cada puesto requiere una formación) sea super favorable. Cuando desde el principio las cosas no están preparadas es un auténtico infierno. Porque enfrentarte a un nuevo puesto y no tener la tecnología necesaria hace que tu sientas que no estás rindiendo y al final es malo para el trabajador y para la empresa.
Para las empresas el adaptar el puesto de trabajo es un reto pero cada vez existen más ganas de buscar soluciones para los problemas que los trabajadores nos vamos encontrando en el día a día.
P – ¿Queda mucho por hacer en el área de discapacidad y empleo?
R – Yo creo que todos los trabajos y las políticas que se han ido implementando en favor de la inclusión de personas con discapacidad en el mundo laboral están dando sus frutos y están consiguiendo avances. No obstante aunque desconozco datos concretos, cada vez que leo una estadística de las personas con discapacidad que tienen un empleo estable o de personas con discapacidad que acceden a estudios de educación superior, me parecen unos porcentajes tristes y alarmantes. Con lo cual creo que estamos en el buen camino pero no podemos bajar la guardia.