En los últimos post hemos descubierto algunos aspectos esenciales del talento. El talento vive en la realidad y en la posibilidad. Es, pues, anfibio. La inteligencia descubre posibilidades en la realidad. No olviden esta frase. Integra los dos polos de nuestra vida. El “es” y el “podría ser”. ¿Y como abre este ámbito incierto y esperanzado? Lo hace elaborando proyectos, que prolongan lo cotidiano con lo utópico, lo ramplón con lo poético, lo que hay con lo que sería bueno que hubiera, y se seduce a sí misma desde lejos para realizarlos. Ahí radica el poder transformador del talento, en su capacidad de realizar posibilidades.
Pero no vayamos tan rápidos. El comienzo de un proyecto suele ser muy vago. Es un mero “esquema de búsqueda”. Sabemos con más claridad lo que no va a ser que lo que va a ser. Siempre me ha intrigado la capacidad que tiene la inteligencia para buscar eficazmente cosas que ignora. Charles S. Peirce, un gran lógico norteamericano, creía necesario admitir una cierta facultad adivinatoria para explicarlo. Es cierto que tenemos unos modelos mentales del mundo que nos permiten anticipar esas búsquedas. Tener un modelo adecuado forma parte del aprendizaje del talento. Sirve de punto de referencia para distinguir entre lo relevante y lo irrelevante, entre lo posible y lo imposible, y para saber donde hay que mirar y qué debemos buscar. Insistió en la importancia de “pensar sistémicamente”, teniendo en danza todo el modelo, porque es difícil comprender un sistema mediante un razonamiento lineal, porque en ellos (se llamen empresa, sociedad, familia) el efecto puede ser causa de su causa, ya que nos movemos en el terreno de las causalidades recíprocas.
Un proyecto dispara las actividades de búsqueda. Ahora conocemos bien cuales son y el modo de fomentarlas. Son fundamentalmente tanteos. Probamos ocurrencias para ver si funcionan. Fernando Trías de Bes y Philip Kotler, en “Innovar para ganar. El modelo ABCDEF” identifican seis operaciones a las que conviene someter cualquier asunto para ver que resulta. Las designan con el acrónimo SECRET: Sustituir partes del foco, Eliminar partes del foco, Combinar elementos del foco, Reordenar elementos del foco, Exagerar aspectos o cualidades del foco, Transponer elementos del foco.
Tener muchas ocurrencias no es difícil. La inteligencia es fértil por naturaleza, y si la dejamos a su aire, produce muchas ideas. Durante siglos se pensó que el alcohol estimulaba la creatividad, cuando en realidad lo único que hacía era eliminar inhibiciones. La creatividad viene de fábrica. Lo difícil, en cambio, es saber separar las ideas buenas de las malas. Es decir, donde nos la jugamos es al elegir el criterio de evaluación. Pondré un ejemplo pictórico. Los pintores españoles del siglo XIX –Pradilla, Rosales, Jadraque, etc.- que pintaros a Juan la Loca, a los reyes católicos, a los comuneros, o la toma de Granada, eran tal vez mejores pintores que Monet, pero éste tenía un criterio de evaluación que nos parece más interesante. No le interesaban los temas grandilocuentes, ni siquiera los objetos. Solo quería pintar el brillo cambiante de la luz sobre los objetos. Esto es lo importante. El talento, que ya saben que es la inteligencia triunfante, acierta en sus criterios de evaluación.
Vamos asediando el secreto del talento. Tener un modelo del mundo que integre la realidad y la posibilidad. Elaborar proyectos que dirijan la búsqueda. Tener criterios de evaluación que nos permitan saber si marchamos por el buen camino. Aun quedan más. Por eso deben seguir leyendo este Handbook.