En el piso de arriba

En el anterior post les hablé de la inteligencia generadora, de la prodigiosa maquinaria neuronal que genera ideas, sentimiento, proyectos. La mayor parte de su increíble actividad permanece fuera de nuestra conciencia. Según el gran neurólogo Michel Gazzaniga, sólo somos conscientes del 2% de su actividad. Eric Kandel, premio Nobel de Medicina, lo eleva al 10%. Por eso, ha comenzado a hablarse del Nuevo Inconsciente, que tiene poco que ver con el inconsciente del psicoanálisis. Les adelantaré, para intrigarles, que la generación de talento implica una educación del Nuevo Inconsciente, porque es de él de donde van a venirnos las ocurrencias brillantes. Da lo mismo que sean artísticas, científicas o empresariales. Pero aún es más sorprendente que también de él procedan las decisiones. Hasta la orientación de nuestro voto político depende de él, como ha estudiado George Lakoff. Daniel Kahneman, el único psicólogo que ha ganado un premio Nobel de Economía, ha estudiado esta vía rápida de pensamiento que actúa por debajo del nivel de la consciencia. Opera en paralelo, mientras que la inteligencia consciente opera linealmente y, por lo tanto, con más lentitud.

Pero continuemos observando el proceso. Como he dicho, parte de los resultados de la actividad neuronal se hace consciente. Por ejemplo, se me ha ocurrido la idea de una nueva línea de negocio. Ha aparecido de repente. Sé que es “mía”, porque se me ha ocurrido a mí, pero que no es del todo “mía” porque no la he provocado voluntariamente. Lo que sí puedo hacer voluntariamente, es explorar esa idea. Es decir, dar a mi memoria la orden de que me informe mejor, de que invente algún caso concreto, de que anticipe resultados. Esa orden la ha dado la inteligencia ejecutiva, la “vecina del piso de arriba”, que después de darla sólo puede esperar a que la inteligencia generadora (donde vive la memoria), decida obedecerla. ¡Ojalá consiguiéramos que lo hiciera siempre! Como oí comenzar amargamente a una niña de ocho años después de una frustrante clase de baile: “No se por qué mi cuerpo no quiere obedecer a lo que le mando”. Todos tenemos la experiencia de cuántas cosas estupendas nos vienen a la cabeza una vez que ha terminado la reunión. Los franceses llaman “esprit d’escalier” a las despampanantes ideas que se nos ocurren cuando ya estamos bajando la escalera, después de despedirnos.

Pero hoy tenemos suerte, y la memoria nos ha proporcionado muchas relaciones interesantes respecto a esa idea de una nueva línea de negocio. Si somos impulsivos, pasaremos a la acción. Pero si nuestras funciones ejecutivas funcionan bien, someteremos a evaluación esa propuesta y decidiremos si la aceptamos, la rechazamos o pedimos más aclaraciones.

Vemos cómo se van precisando los componentes del Talento. Para generarlo, tenemos que conseguir una inteligencia generadora fértil, animosa, con numerosos y adecuados esquemas generadores (de los que hablé en el último post) y que, además, sea dócil a las órdenes de la inteligencia ejecutiva. Esta, por su parte, debe encargarse de formar la propia inteligencia generadora, de elegir un buen criterio de evaluación, de aplicarlo rigurosamente, de mantener el esfuerzo, de cambiar de meta si es necesario. Sería estupendo que pudiera imponer una autoridad dictatorial sobre el piso de abajo, pero las cosas no funcionan así. La inteligencia ejecutiva consigue sus fines negociando con la inteligencia generadora, con sus deseos, propuesta, manías, miedos, conocimientos. Afortunadamente, empezamos a saber cómo podemos aprender todas esas destrezas:

  1.  Educar el Nuevo Inconsciente,
  2. Fortalecer la inteligencia ejecutiva,
  3. Enseñarla a negociar con la inteligencia generadora para convertir la inteligencia en talento, en inteligencia en acción.

En estos últimos años mi equipo y yo hemos progresado mucho en desarrollar esta nueva pedagogía. Exponer esos avances y aplicarlos al mundo empresarial es el objetivo fundamental de este Handbook.

Esta idea de inteligencia en dos niveles, que se ajusta a la estructura básica de nuestro cerebro, con los lóbulos frontales ejerciendo como sede de la inteligencia ejecutiva, podremos aplicarla a la inteligencia colectiva, cuando estudiemos el Talento de las Organizaciones. También en ellas resulta útil distinguir la inteligencia generadora y la inteligencia ejecutiva. Y también ellas tienen su propia pedagogía.

Para que les sirva de referencia, incluyo en este post un gráfico que les conviene recordar, porque muestra la estructura en dos pisos de la inteligencia humana. A él me referiré con frecuencia.

Niveles de la inteligencia


Bibliografía:

Pensar rápido, pensar despacio. D. Kahneman. Debate. Barcelona, 2012.

La Inteligencia Ejecutiva. J. A. Marina. Ariel. Barcelona, 2012.

The Political Mind. G. Lakoff. Viking, Nueva York, 2008.

The New Unconscious. J. Barg (editor). Oxford University Press. Nueva York, 2005.

El Cerebro Ejecutivo. Lóbulos frontales y mente civilizada. E. Goldberg. Crítica. Barcelona, 2002.