Para qué sirve el Coaching

El Coaching se ha puesto de moda. Hace unos años, era un término desconocido. Los que nos dedicamos al mismo teníamos que explicar, a cada momento, en qué consistía y por qué la labor del/de la coach se diferenciaba de la del mentor, el asesor, el consejero o el psicólogo. En los últimos tiempos, la cosa ha cambiado radicalmente, hasta el punto de que el último fichaje del Real Madrid CF, el brasileño Lucas Silva, anunció en su presentación que trabajaba con una empresa de coaching o los protagonistas de programas como ‘La Voz’, que tratan de descubrir nuevos talentos, son llamados “coaches”. Hemos pasado de la ignorancia a que el coaching se ha convertido en un término prestigioso que sirve casi para cualquier cosa. Del defecto al exceso. El término “coach” ya ha aparecido como vocablo castellano en la última edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2014), como proceso de asesoramiento y no de acompañamiento, que es lo que realmente es. “Coach” ha pasado de ser un extranjerismo a una palabra de nuestro idioma.

Como todo movimiento del péndulo, llegará al sano equilibrio con el paso del tiempo. El Coaching ha venido para quedarse, en su justa medida. En las últimas décadas hemos visto la ampliación del concepto: de los profesores particulares en la Inglaterra victoriana (probablemente se les empezó a denominar “coaches, del “coche” o carruaje, porque le pasaban la lección a sus alumnos en el propio vehículo, entre la casa principal y la de campo), a los entrenadores deportivos en los años 50 del siglo pasado (coaches de fútbol americano, de baloncesto y de otros deportes) a los entrenadores empresariales, a todo tipo de especialidades, como el coaching de calidad de vida, el coaching político, el coaching educativo, el coaching de comunicación, el coaching ejecutivo (y dentro de él, el coaching estratégico), etc.

¿Para qué sirve el Coaching? En realidad, depende del paradigma, del modelo mental de los individuos. Desgraciadamente, la mayoría de las personas piensan (aunque no lo declaren) que el talento “se tiene o no se tiene”. Son las personas de mentalidad fija, que se toman las pruebas como exámenes, como algo a evitar, minimizan riesgos al máximo y repiten rutinariamente sus quehaceres. Para estas personas, el coaching no sirve para gran cosa. Ya sabes el traicionero refrán, “lo que natura non da, Salamanca non presta”.

La neurociencia nos ha demostrado que el cerebro humano es ante todo plástico y que son las sinapsis (conexiones neuronales) y el recubrimiento de las mismas (mielina) las que hacen posible el aprendizaje. La “magia” es que los seres humanos somos los animales de la creación más vulnerables al nacer y, con un poco de fortuna, los más preparados al partir. La curiosidad, el esfuerzo, el aprendizaje en definitiva, es lo que nos hace humanos (“humus”, en latín, era la tierra orgánica, cultivable; el “polvo eres y en polvo te convertirás” es nuestra señal de vulnerabilidad y superación). Necesitamos desarrollarnos para ser felices. O como abría su ‘Metafísica’ Aristóteles, uno de los mejores coaches de la historia (preceptor de Alejandro Magno, que con 19 años conquistó el 90% de la tierra conocida): “El hombre tiene necesidad de saber”.

El talento en general, y el Liderazgo en particular (entendido como un Talento de credibilidad, de autoridad moral, para influir decisivamente en l@s demás) no se debe improvisar. Si se hace a través de “prueba y error”, su aprendizaje es tremendamente lento y prolongado. Y además, ineficaz: está comprobado que cuando alguien quiere lograr un objetivo exclusivamente por sí mism@, lo consigue en menos del 10% de los casos. Con un proceso de Coaching, lo logra en más del 85%. Tal es la diferencia.

Quiero ponerte un ejemplo, que recoge Alfonso Alcántara en su último libro, ‘#Superprofesional’. En estos momentos disponemos de multitud de cursos gratuitos a través de internet, certificados por las más prestigiosas instituciones educativas (la Dra. Silvia Leal, nuestra mentora de eLeadership, recomienda a los jóvenes en las jornadas “Talent at work” que entren en www.coursera.org para marcar la diferencia). Son los llamados MOOC (Cursos Abiertos Masivos Online). Pues bien, de las más de 305.000 inscripciones a los MOOC en la Unión Europea, solo 41.094 terminaron los cursos, un triste 13’47%. Alfonso nos recomienda: “No seas tú mismo, sé tú mismo añadiendo lo mejor de las personas de las que aprendes”.

Si quieres mejorar en tu talento, como comercial, como técnico, como líder de tu equipo, el Coaching es una de las herramientas más útiles y efectivas. Te permite reflexionar, que es algo imprescindible para crecer (es la labor de Sócrates del coach, la mayéutica, a partir de preguntas abiertas y escucha atenta en un proceso sistemático con una finalidad clara). Te permite alcanzar el descubrimiento: el “¡Ahá!”, el “Eureka”, el satori. Y a partir de ahí, centrarte en un plan de acción, con metas, objetivos e hitos a alcanzar (el papel del coach como mago Merlín). Y conseguir nuevos hábitos, en el cumplimiento de los objetivos (el rol del coach como Pepito Grillo, animando al pupilo a perseverar).

Si crees en el desarrollo de tu talento y quieres realmente mejorar, el coaching es imprescindible. Es así como puedes crear lo que deseas alcanzar.