En un mundo en el que el éxito es cada vez más fugaz, las empresas y profesionales que aspiren a triunfar necesitarán incorporar la innovación como parte de su estilo de vida. Además, deberán tener muy presente que la innovación es esencialmente tecnológica porque, aunque hoy es posible innovar con y sin la tecnología, las innovaciones más disruptivas llegan casi siempre desde el mundo digital. En pocas palabras, el futuro está estrechamente ligado al e-liderazgo.
Sin embargo, esta nueva realidad llega acompañada de muchas preguntas: ¿Qué es exactamente un e-líder? ¿Qué hay que hacer para convertirse en uno de ellos? ¿Y si prefiero no apostar por el e-liderazgo? Un e-líder es una persona capaz de innovar con la tecnología, pero además de inspirar a los demás para que sigan su ejemplo. Para aquellos que quieran apostar por este camino, los ejes serán tres: tecnología, energía innovadora y diversidad.
En primer lugar, por supuesto, nos encontramos las nuevas tecnologías. Todos sabemos que Internet ha traído consigo una revolución que ha afectado a todos los sectores de actividad, sin excepciones, pero también nuestra vida personal. Sin embargo, cada día somos más los que nos atrevemos a decir que eso ha sido tan solo el principio… Realidades como el Internet de las Cosas, las impresoras 3D, las herramientas de Big Data o la gamificacion han llegado para quedarse.
Tomaré como ejemplo el Internet de las cosas. ¿Sabías que de acuerdo al McKinsey Global Institute convertir los objetos inertes en inteligentes tendrá un impacto de 5,17 billones de euros en 2025? ¿Y conoces sus cifras de crecimiento? Mientras que en el año 2012, tan solo el 15% de las grandes corporaciones tenía en marcha un proyecto en este terreno, en el año 2014 la cifra ha aumentado hasta el 25%, y sigue subiendo. De hecho, el 80% de las grandes empresas opinan que esta será la iniciativa tecnológica más estrategia para su organización en la próxima década.
Más en concreto, en terrenos como, por ejemplo, la salud, la llegada de esta tecnología permitirá reducir cerca de un 20% el coste de atención de los pacientes crónicos, mejorando, sin embargo, la calidad de la asistencia. Para aquellos a los que les guste el deporte, tenemos también casos muy interesantes, ¿Sabías que hace unos días ya pusieron a Nadal un sensor en su raqueta para mejorar su rendimiento?
Pero volvamos a la realidad, a nuestro día a día: ¿Conoces estas tendencias? ¿Te generan curiosidad? ¿Te informas sobre ellas? Si aún no estás “ahí”, abre bien los ojos y presta atención, porque las empresas y profesionales que quieran liderar de forma sostenible deberán incorporar estas tecnologías en su día a día, sea cual sea su ámbito de actuación y trabajo, porque han llegado para transformar y transformarnos, al igual que ya hizo Internet en su momento, y llegan acompañadas de nuevas oportunidades que no podemos dejar escapar.
Llegamos así a nuestro segundo eje: la energía innovadora. La innovación consume recursos, necesita tiempo, tiene un coste de oportunidad. Por si fuera poco, para innovar hay que arriesgar y, desafortunadamente, no siempre merece la pena… Por ello, es lógico que antes o después lleguen las dudas sobre la necesidad de hacerlo. ¿Dónde están “mis números”? ¿Cómo nos afecta a mi empresa y a mí? ¿Por qué no quedarnos como estamos? Hasta ahora funcionaba…
Los datos de un estudio realizado por la OCDE (2009), en el que participaron 18 países, lo dejaron muy claro. Las empresas que invirtieron en innovación aumentaron sus ventas entre un 14% y un 35%. Tan solo encontraron excepciones en tres países (Australia, Nueva Zelanda y Noruega). En sus empresas el impacto superó el 40%.
No obstante, estos datos pueden sonarnos muy lejanos… ¿Qué pasa en España? De acuerdo a un reciente estudio publicado por PITEC (Panel de Innovación Tecnológica) para una empresa media y representativa (no olvidemos que en nuestro país estas empresas son precisamente las pymes…), incrementar en un punto su gasto en innovación permite que sus ventas anuales crezcan un 3,7% más. Este efecto se incrementa en función de la intensidad tecnológica de la compañía. Por ejemplo, en sectores de alta tecnología el impacto es casi el doble (7,9%).
Por ello, aquellas empresas que apuesten por la innovación pueden estimularla incrementando el presupuesto a I+D+i, es un buen camino, pero también es posible utilizar caminos alternativos como, por ejemplo, la energía innovadora. Para ello, el primer paso será entender que la innovación es el resultado de la combustión de tres elementos: personas, organización y su motivación. Si estos se gestionan con eficiencia el resultado será una potente energía creadora (nuevos productos, negocios, etc.), pero si no se gestionan bien, el resultado será una simple incineración. ¿Quieres aprender a fomentar la energía innovadora?
Para terminar, dedicaremos unas líneas a nuestro tercer eje de trabajo: la gestión eficiente de la diversidad. Según los expertos internacionales, la incorporación efectiva del talento femenino al mercado laboral traería consigo un crecimiento para Estados Unidos del (nada despreciable) 5%, cifra que ascendería hasta el 9% para el caso de Japón, el 12% en Emiratos Árabes Unidos, llegando a alcanzar el 34% en países como Egipto. En el caso de nuestro país las predicciones se encuentran en la misma línea, aprovechar este potencial nos traería un crecimiento del 6%.
Esto no es nuevo. En el año 2006, The Economist ya nos alertó sobre la sombra del lastre económico que supone la infrautilización de la fuerza laboral femenina, subrayando que la entrada de la mujer al terreno profesional ha sido la mayor fuente de crecimiento de las últimas décadas. Desafortunadamente, ha llovido mucho desde entonces, crisis económica mundial incluida, y las cosas no han cambiado. Por ello, si de verdad queremos impulsar el e-liderazgo en nuestras empresas y profesionales la gestión eficiente de las diferencias entre géneros ocupará en nuestro trabajo un eje fundamental.
¿Necesitas más razones para apostar con nosotros por el apasionante camino del e-liderazgo?